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para ello ha de tener vmd. un agente de buen gusto y diestro que sepa "bien lo que se estila, y que no omi»ta paso ni diligencia alguna á fin de que siempre que, llegue abanico ex>>>trangero, ó cofia de nueva invencion, la remita incontinenti para preséntarme de las primeras en la moda ; pues »luego que se extiende la noticia, no se "aprecian por comunes estas cosas: tam»bien es preciso que en mi dia y en el »de vmd.mestrene. siempre una buena batar con todos sus cabos correspondientes de la tela que, vea el comisionado de la cortes que está en prime»ra estimacion entre las ducas: y aunque yo no soy muger de las vulgares, que ajustan con sus cortejos un estipendio mensual para alfileres (que son aquellos filetes de la majeza, al parecer inútiles, pero indispensables wal todo, en que consiste nos tengan "por modistas); quiero advertir á vmd. que el diario obsequio de unorpalco de témporada en la comedia, no le puedo dispensar, como tambien un asientillo en la cazuela, para quando por género de desenfado, me de

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gana de irme tapada á escuchar quatro conversaciones de amiguitas, que "allí traman sus enjuagues con liberstad, ó para disimulo de si muere al"gun pariente mio, y no puedo pre»sentarme al público ; pues bien sabe vmd. que aunque sea un oficialito de platero paga para su moza en la cazuela su asientillo: peluquero asalaria"do, coche prevenido, y tienda a don

de pueda tener letra abierta para las cintas, blondas y demas menudencias „precisas á mi adorno, tengo por ocioso el avisarlo a vmd. pues este es un »estilo tan corriente, que no hay sugeto que le lignore y cuidado, que si por desgrácia yo cayese enferma, na„die ha de estar á mi lado para sumi»nistrarme medicinas sino vmd; y entonces, como en los demas tiempos, ha de comisionar un criado hábil y de confianza para sus negocios, pues vmd. nos puede faltar de mi asistencial 5 on pe-o oanb 1.

Quanto vmd. me mande (dixo el tal magito) harényosgustoso, pues toda mi felicidad estriba en mantener yo favorables el agrado de vind. Ea,

pues cuidado con lo dicho, (dixo la magita) y el galan respondióla: no habrá falta."

¡Zape, señor maestro, le dixe yo al entendimiento, y qué paulina ó carta de excomunion le ha relatado la se ñorita en un instante! ¿Qué caudal ha de bastar á tal obsequio? ¿y qué pa→ ciencia ha ide sufrir, tanta locura? Ya digo que son insufribles los cortejos. ¡Que haya tonto que quiera esclavizarse de este modo! Que sujete á sus hijos la muy señora mia. Bonito era yo para guardar la letanía de su gusto! Dígole á vind. que me van desazonando los cortejos Pues no decia vmd. que los apetecia? me dixo mi ingeniero. Si señor, le respondí; pero yol queria lo estimado sin las pensiones de lo esclavo, y riesgos de mi salud y conciencia.

Esto, amigo (replicóme), no puede ser entre las damas aun lơ que vmd. ha oido no es nada en compáracion de lo que despues se agrega; pues eso no es mas que una leve insinuacion de su gustory como prévia dispo sición de lo que siga. Pues qué (reTomo I.

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puse yo) aun le quedan adiciones à esta dama á la arenga que ha hecho en su romance? ¿tiene segunda parte este corrido?

Sí señor (me dixo) y aun es más lastimosa. Pues reniego del cortejo (dixe al punto) y reniego tambien del que se ajusta á tantas leyes; pero eche vind. otro bastidor, á ver si encuentro mas gusto que en aqueste

BASTIDOR TERCERO

DE LA ÓPTICA.

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Zelosas riñas del cortejo y sus satisfacciones.

Apénas movió el entendimiento el teclado especial de aquellos bastidores, quando se me presentó el agradable ob❤ jeto de otro bellísimo cónclave de damas y galanes, hermosamente puestas, y gallardamente rendidos: salon her

moso, digno de semejante concurrencia; y concurrencia tal, que se le representó á mi memoria teatro grave de opositoras hermosuras. Veremos si se presenta en él algun gracioso Páris, que disuelva las dudas de lo hermoso con el precioso don de sus man

zanas.

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Hermosa con extremo (le dixe á mi ingeniero) está la vista de este lienzo; pero reparo que no diviso entre sus damas y galanes aquella Síquis bella de aquel tierno Cupido de otras ve ces: ¿qué es esto?oles ha enfadado acaso mi escrutinio, ó han sabido que les rondo yo sus aventuras? Pero nada de esto es, porque á la puerta de la sala se asoma mi Don Lindo, saJuda á las señoras, y no viendo á su majita en el estrado, no sabe que asiento tomará se entretiene lo posible en saludar á otros amigos, y al fin, viéndole todos sin sentarse,le brinda otra madama con su asiento, y le hace lugar junto a su lado: bien qui siera el tal caballerito no admitir aquel convite; mas viéndose sin lugar algu no en el estrado parecióle bochorno

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