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zelo ilustrado y la constante laboriosidad de los sábios que procuraron restaurar los buenos estudios, combatiendo errores y preocupaciones ya muy arraigadas y envejecidas.

Despues de Don Ignacio Luzan, que con su Poética señaló el camino, y con sus obras propias dió un egemplo del buen gusto en nues-tra poesía, pocos han tenido mayor influjo en tan feliz revolucion como Don José Cadalso. Si en los eruditos á la violeta ridiculizó con graciosa ironía la hipocresía literaria de aquellos hombres presuntosos y charlatanes que pretenden alucinar con una erudicion universal tan superficial y vana, como dañosa al progreso de las ciencias: si en las cartas marruecas censuró con suma discrecion los vicios de nuestra literatura, de nuestra descuidada edu. cacion, y de nuestras desarregladas ó perniciosas costumbres; si en otros escritos lució siempre el ingenio, la gracia y la delicada ironía para corregir las preocupaciones dominantes

en su tiempo; en sus poesías se vió renacer el gusto anacreóntico de Villegas, la ternura de Garcilaso, lą sublimidad de Herrera, y la agudeza satírica de Quevedo y de Góngora,

A dotes tan singulares unió Cadalso un carácter franco y afable, un ingenio festivo y ameno, y un conocimiento singular de los principales idiomas vivos de las naciones cultas; y esto contribuyó á extender y estrechar sus relaciones de amistad y correspondencia con los mas floridos ingenios de su edad, dirigiéndolos por los buenos principios al templo de la gloria, sin aquellas rivalidades y enconos que por desgracia suelen ser tan comunes entre los literatos. Justo será pues que al frente de una coleccion de las obras de este célebre escritor, procurémos honrar şu memoria con algunas noticias de su vida, ilustrando de este modo un período muy principal de nuestra historia literaria.

Nació Don José Cadalso en la ciudad de Cádiz á 8 de Octubre

de 1741; y fue bautizado el mártes 10 del mismo mes en la Cate dral de aquella ciudad por el prebendado de ella Don Bartolomé de Vera y Pozo, habiendo sido uno de los testigos su Abuelo materno Don José Vazquez Quincoya, de aquella vecindad (1). Era originario

(1) Certifico yo el Dr. José María Facio, Cura Teniente en el Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, que en uno de los libros de bautismos que se custodian en su archivo de Curas, se halla un capítulo firmado del tenor siguiente. En Cádiz mártes diez de Octubre de mil setecientos cuarenta y un años, yo Doctor Bartolomé de Vera y Pozo, Presbitero, Pre bendado en esta Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, bauticé (con licencia y asistencia de Don Gerónimo de Herrera y Egues, Cura propio semanero) á José, Juan, Antonio, Ignacio, Francisco de Borja (que nació á ocho del presente mes), hijo de Don José de Cadalso y de Doña Josefa Vazquez de Andrade, su legítima muger, casados en esta ciu dad año de treinta y tres: fue su padrino Don Juan de Olave, advertiéndole sus obligaciones: siendo testigos Don Juan Andres de Guzman y Zepillo, Cura Teniente en el Sagrario de dicha Santa Iglesia Catedral, y Don José Vazquez Quincoya, su Abuelo materno, todos vecinos de esta ciudad, y lo firmé ut supra. — Doctor Bartolomé de Vera y Pozo. El cual capítulo

de una familia antigua y solariega de Vizcaya, y por eso él mismo en algunas partes de sus poesías llama á este país su patria (1). Sus padres Don José de Cadalso y Doña Josefa Vazquez de Andrade, despues. de haberle dado una educacion doméstica muy esmerada, le enviaron á París, donde estudió con mucho aprovechamiento las humanidades, las ciencias exactas y naturales, y las lenguas latina, francesa, inglesa, alemana, italiana y portuguesa; en cuyos conocimientos se perfeccionó durante los viages que emprendió seguidamente por Inglaterra, Francia, Alemania, Romá, Nápoles y Portugal. Volvió á España á la edad de veinte años, cuando se habia declarado la guerra con Portugal; y habiendo toma

concuerda con su original que queda en dicho libro á foias ochenta y dos buelta, á que me refiero. Cádiz veinte y ocho de Mayo de mil ochocientos diez y ocho años. Doctor José María Facio.

(1) Véase tomo 3 de esta edicion, pág. 29.

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do en Diciembre de 1761 el hábito de la Orden Militar de Santiago en la iglesia de Clérigos Agonizantes de la calle de Fuencarral de Madrid, entró á servir de cadete en 4 de Agosto de 1762 en el regimiento de caballería de Borbon, que ya estaba en campaña. En ella hizo importantes servicios hallándose en el destacamento de Villa-vella cuando los enemigos pasaron el Tajo, y en el sitio y rendicion de Almeida. Es notable la ocurrencia que tuvo estando de centinela en una gran-guardia, situada á la ori-! lla de un rio; porque hablando con mucha propiedad en inglés con un oficial de esta Nacion, logró persuadirle era paysano suyo, y con este conocimiento pudo adquirir noticias importantes, y hacer particulares servicios al General en gefe del ejército Conde de Aranda, que desde entonces le nombró por Edecan suyo y le manifestó el mas distinguido aprecio.

En 22 de Junio de 1764 fue agregado de Capitan al mismo re

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